enero 20, 2009

Lindo Pulgoso

Esta es la historia de un canino que tuve cuando comenzaba el camino que va de la infancia a la adolescencia; por aquel entonces tenia 13 años, recién había terminado la primaria y me enfrentaba al enorme desafío que era comenzar el secundario con todo lo que eso implicaba, desde dejar a mis compañeros hasta pasar de un par de maestros medio compinches a una docena de profesores que recordaban a los que tuvo que sufrir Pink en la película The Wall.

Fue en un calido verano de 1978, cuando con mi madre y mi abuela nos mudamos del barrio de Boedo en la Capital Federal, a la localidad de Ingeniero Maschwitz, en el norte de la provincia de Buenos Aires; cambiamos un PH como se lo llama hoy en día, por una casa con jardín y fondo: un barrio lleno de cemento, adoquines y asfalto, por una inconmensurable cantidad de terreno vacíos, calles de tierra y árboles por doquier (en aquella época no había tantas casas como ahora!); todo este cambio, significaba otro gran desafío, ya que tenia que hacerme de nuevas amistades, habían quedado en el viejo barrio: Sergio, Walter, Gabriela, el gallego, huesos… y las historias que vivimos, los juegos que compartimos y las peleas que tuvimos.

Pero en fin, un nuevo camino empezaba en mi vida, y como todo chico de esa edad, además de jugar al futbol, coleccionar figuritas y armar cochecitos con masilla y cucharita, me divertía a pleno con los dibujos animados, desde siempre mi ídolo fue Bugs Bunny, pero no me perdía ninguno; en la tele (recién aparecía la TV a color!!!) se daban cita junto con los Looney Toons, una infinidad de personajes de Hanna Barbera como Birdman y el Trío Galaxia, Dinoboy, Dynomutt, El Escuadrón Diabólico, El Fantasma del Espacio, El Oso Yogi, El Pulpo Manotas, Huckleberry Hound, La Tortuga D'Artagnan y Dum-Dum, Los Imposibles, Los Autos Locos, El León Melquiades, El Lagarto Juancho, El inspector Ardilla, Don Gato y su pandilla, y Lindo Pulgoso entre otros tantos.

Así fue como una tarde, haciendo tarea de reconocimiento barrial, me agarro uno de esos chaparrones que se asemejan mas al diluvio universal que a una fresca lluvia veraniega; chapoteando en el barro y empapándome hasta los huesos, me tope de pronto con un cachorrito que no tenia mas de un mes, tan mojado como yo y sin pensarlo un segundo mas, lo alce y lo lleve a casa. Mientras iba llegando, pensaba en que diría mi madre y en como haría para que me dejara tenerlo, así fue como se me ocurrió una idea simple y ni bien llegamos, lo escondí debajo de la ligustrina diciéndole: -Ni se te ocurra moverte de ahí, porque nos matan a los dos!

Con mi mejor cara de ojitos llorones llegue hasta la puerta de casa y golpee como si fuera un extraño; mi abuela, compinche como pocas, salio a ver quien era y cuando me vio, mas mojado que pato recién salido del cascaron, me dijo entre complicidad y reto: - Entra antes que te vea tu mama!

Si, ya entro. –Le dije y agregue – Mamá esta? La llamas por favor abu?

Cachita vení! Dijo y mi vieja salió, me vio y sin más tiempo para agregar nada y sin pensarlo un segundo más, y esta vez en total forma de reto me conmino a entrar a casa con un simple : -Entra ya!

Espera! - le conteste, y con ojos tipo caricatura al mejor estilo Willy Coyote le dije antes que me matara: -Puedo tener un perrito?

Ante semejante escena, mi vieja me miró, se sonrío y me dijo: -Si pero entrá de una vez que estás todo mojado y te vas a resfriar.

Con una sonrisa tipo sandia, ya no me importaban ni la lluvia, ni el frío, ni el barro ni el reto; Salí corriendo hasta la ligustrina a rescatar a mi perro; cuando volví me pare delante de las dos con mi alegría más que desbordante y les dije: -No se parece a Lindo Pulgoso, el de los dibujitos? Así lo voy a llamar!

Mi vieja y mi abuela, no se aguantaron la carcajada, y al unísono me dijeron: - Entren de una vez!

Lo que siguió no fue para menos; resulto ser que Pulgoso (así le quedo al final) era pulgoso de verdad y no solo eso, tenia sarna y nos terminamos contagiando todos. Pero eso es una anécdota dentro de la historia, porque Pulgoso fue el compañero incondicional que tuve por muchos años; siempre nos acompañaba a todos nosotros a donde fuéramos; cuando alguien venia de visita, no hacia la típica de ladrar hasta más no poder solo se sentaba a mi lado o debajo de la mesa, como vigilando las acciones del ocasional visitante, y que ni se le ocurriera agredir a un miembro de la familia porque se le para adelante y no lo dejaba moverse.

Recuerdo que un par de años después y por razones que no vienen al caso, nos mudamos a Turdera, cerca de Adrogué en el sur de la provincia y Pulgoso vino con nosotros como no podía ser de otra manera; vivíamos frente a la estación que quedaba en un terraplén descendiente; yo cursaba tercer año en el Colegio Nacional Nº 3 Mariano Moreno en el barrio de Almagro, en Capital Federal y viajaba en tren todos los días bien temprano por la mañana; la vía corría paralela a la calle pero a unas 6 ó 7 cuadras comenzaba una curva y se dejaba de ver la estación; Pulgoso, todas las mañanas desayunaba conmigo y me acompañaba hasta la estación, cuando yo subía al tren, él se quedaba sentado mirando como se alejaba y hasta que no se perdía en la curva, no volvía a casa. De más esta decir que cuando retornaba, cerca de las 3 de la tarde, Pulgoso estaba sentado en el andén de enfrente, esperándome.

Pulgoso nunca fue adiestrado más que con el amor y el cariño que le brindamos y los cuidados y mimos que le profesamos. El final de la historia de Pulgoso, es tan triste como la de cualquier animal que se lo quiere con el alma, pero no se las cuento porque prefiero recordarlo así, compinche, compañero, amigo. Callejero por derecho propio como dice el tema de Alberto Cortés, seguramente está en el cielo de los perros… Que lastima que no me haya quedado ni una foto de él.
Recuerda...
Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.
El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.
Proverbio turco
Hasta un nuevo encuentro...
Khyronthell

enero 02, 2009

Los cuentos legendarios

Caos, sangre y fuego... Ríos de sangre! Hace mucho tiempo, las tierras que rodean Algalord vivieron el peor momento de su historia; los profundamente despreciados tiempos de oscuridad. Tiempos de sangrientas batallas entre las fuerzas de la "Santa Alianza" y el ejército infernal del bastardo conocido como el "Rey Negro".

En el nombre de Kron; el cruel y antiguo dios de la guerra, cruzó las oscuras montañas con un objetivo preciso: la conquista de Algalord, la ciudadela sagrada de las tierras encantadas, antigua poseedora del secreto de los santos "la espada esmeralda", la poderosa arma de fuerza positiva, decisiva de los destinos de las guerras y garante de la paz.

En ese dramático momento, una decisión fundamental fue tomada, gracias a la sabiduría de los reyes se creó la alianza. Cuatro valientes reyes decidieron unir sus fuerzas para crear el poderoso ejército que aun hoy viven en la memoria. Algalord, Irengard, Elgard y Ancelot; todos unidos bajo el mando de Harold "El valiente". Esto significó la victoria, el triunfo de la luz sobre las fuerzas del abismo...

Ahora, después de tiempos de paz y prosperidad, la pesadilla está de vuelta y peor que nunca! Algalord está nuevamente bajo amenaza. En las regiones septentrionales, la sangre de los inocentes ya está fluyendo y los dolores de la tortura y la violación, son la división del cielo.

Hay sólo una esperanza para salvar a la amada tierra: encontrar las tres llaves de la sabiduría en el camino a la puerta de marfil. La profecía es clara: Sólo un guerrero de hielo, con un corazón puro, será capaz de abrir la puerta, que se encuentra en algún lugar de las Tierras del Caos y, si es lo suficientemente fuerte como para derrotar al ancestral guardián, tendrá el honor de la manipulación la poderosa espada y ser el líder valeroso de los hombres, en una épica cruzada por la salvación de las tierras encantadas.

Muchos guerreros trataron de llegar a la legendaria puerta de marfil, pero nadie sabe lo que les sucedió porque nunca regresaron. Ahora es tu turno, valiente guerrero, pero recuerda: para llegar a las tres llaves, tienes que hacer frente al espejo de tus pecados. Por lo tanto, rezar para que el frío invierno congele tu lado oscuro, haciendo tu corazón puro como el hielo, o la "espada esmeralda" será inalcanzable una vez más...
Ve ahora, el camino hacia el centro de las llanuras es largo y el tiempo es corto. Ve y lucha por el triunfo de la paz y el amor sobre todas las cosas.

La historia todavía tiene que ser escrita ...

Aresius

Recuerda…

Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Gibran Khalil Gibran

Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell

Fuente: Rhapsody of Fire Official Web Site
Ilustración: Timothy Ferreira