abril 11, 2008

Basilisco

Es el mítico rey de las serpientes de la mitología griega. El Basilik, que significa “pequeño rey”, era considerado en el siglo VIII, una serpiente con unos cuernos en la cabeza en forma de corona.

Su creencia se esparció por toda Europa, cuando Roma expandía su dominio, por ese entonces, Plinio el Viejo en su conocida Historia Naturalis, lo describía como el resultado de la unión de una serpiente con un gallo; una serpiente con una corona de oro de escaso tamaño y pésimo genio ya que su potente veneno logra marchitar las plantas y su mirada es tan mordaz que mata a los hombres".

Su origen no es del todo cierto, en el Bestiario de Pierre de Beauvais escrito en 1206; el autor alude a que el Basilisco, tenía que nacer de un huevo deforme, puesto por un gallo de siete años de edad, durante los días de la estrella del can mayor sirio, el huevo, era fácil de reconocer ya que no tenía forma oval sino que era esférico; no tenia cascaron sino que estaba recubierto por una gruesa membrana que, según algunos, era veteada. Este huevo era incubado por un sapo durante 9 años, al final nacía una criatura malvada y ponzoñosa que poseía las características de sus progenitores: cabeza de gallo, cuerpo de sapo y cola de serpiente. Otra manera de nacer y probablemente la más aceptada, es que nace de un huevo puesto por un gallo e incubado por una serpiente, que nace con cuerpo de gallo, lengua de serpiente y cresta.

Entrada la Edad Media, pasó a ser un gallo con cuatro patas, plumas amarillas, grandes alas espinosas y cola de serpiente que podía terminar en garfio; también hay versiones con ocho patas y escamas en vez de plumas.

El Basilisco era extremadamente temido, se creía que emanaba llamaradas de fuego por la boca, logrando que se secaran las plantas, se quemaran los pastos, se quebraran las piedras y el agua se envenenaba con su veneno; pero su más temible característica era que podía matar a un hombre o un animal simplemente con mirarlo a los ojos.

La única forma de matar un basilisco era colocando un espejo frente a sus ojos, el animal moría al ver su propia mirada venenosa; por eso era tradición llenar la casa de espejos, ya que se creía que se ocultaba en los rincones. Se decía también que un basilisco moría cuando oía el canto de un gallo, que para él era mortal, o se topaba con su principal enemigo, la comadreja que es inmune a su mirada. Hay leyendas que cuentan que Alejandro Magno logro matar uno, y que San Trifón el logro domesticar a la bestia.

Como casi todas las bestias mitológicas, el basilisco tiene una larga historia entre los mitos y su origen se diluye en el tiempo. Si bien han quedado registros de su creencia o existencia en las artes, son los relatos escritos los que cuentan con mayor detalle su historia; por ejemplo, los egipcios creían que el basilisco nacía de los huevos de Ibis; en el Antiguo Testamento hay siete referencias al basilisco, en cuatro libros distintos. En el siglo I DC, es visto como una serpiente excepcionalmente dañina, y hacia el siglo VIII, era considerado una serpiente con una mancha en la cabeza en forma de corona.

A lo largo de la Edad Media, son comunes en Europa los bestiarios, Isidoro de Sevilla copia a Plinio con modificaciones propias en el siglo VII, uniendo al basilisco con otros seres como el Catoblepas (cuadrúpedo de pesada cabeza que mata al que mira sus ojos, y al que citan, entre otros, Elieno, Ateneo, Solino y Pomponio Mela), o la Cockatrice (una criatura legendaria que parece un gallo con la cola de lagarto, descubierto a finales del siglo XII en la Historia Natural de Plinio, como pariente del basilisco, y descripta por Laurence Breiner como la criatura que nadie vio; que nació por accidente a finales del siglo XVI y murió a mitad del siglo XVII, víctima de la nueva ciencia.)

Recuerda…

Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.

Cada paso que da el zorro le acerca más a la peletería
Proverbio chino

Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell

Ilustración: Anne Stokes

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