Junto a un velador de rosada pantallita que perdió la lamparita nos bajaron a los dos, apurado el changador me golpeo contra una silla que me astillo una costilla con una torpeza bruta, yo le grite Hijo de puta que me rompes la esterilla.
El dueño que me toco a nadie se lo decía, se rajaba cada pedo que por poco me pudría; pero el guacho las pago, era un tipo comerciante, salía el fin de semana y la mujer y la mucama se la hacían muy campantes.
Cuando el punto no estaba se producían las orgías, pues al macho recibían y la farrita empezaba. Los dedos le refregaba, el bacán a la cajeta; ella abría la bragueta sacándole la piola y mamándole las bolas le hacia brutas puñetas.
El búfalo que era un pollo a la mina desconcierta, espera un momento alerta y con salivazo criollo, le lubrica bien el hoyo y se la mide en la puerta. El ñato no fue certero y por centímetro escaso, le erró a la negra el pijazo y me hizo un feroz agujero.
Y seguían las lesiones, la mina abierta de patas recibía la batata, de un golpe hasta los cojones y en débil grito ahogado, el tío desesperado, que rebalza la cachucha y me arruina el tapizado.
Un buen día fui vendido a un viejo cambalachero y tuve de compañero a un ropero malherido y un espejo ya partido, de un piolincito colgado un cartelito arrugado y escrito en medio renglón que decía “gran ocasión veinte pesos al contado.”
Mi ubicación permitió que campaneara la calle y no perdiera detalle de lo que allí sucedía; por la vidriera veía el desfilar de la gente y en la vereda de enfrente, dos perros en un portón, sin ninguna dilación tranquilamente cogían.
Fui llevado en una chata a la villa del sorete, me hicieron horrendos sietes y me quebraron las patas. La furia se me desato y comencé a protestar, cuando me van a bajar choco con un picaporte, se me saltan los resortes y me acaban de sonar.
Vine a para nada menos que a un bulín reservado, mi destino esta marcado por eso no me enveneno, me mantengo bien sereno, no protesto ni rezongo y con mi ser me conformo, pues nací predestinado a morir sacrificado bajo el yugo de un porongo.
Continuará...
la Historia del Sofá (3ª parte)
Recuerda…
Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.
Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti.
Proverbio inglés
Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell
Ilustración: Final Fantasy Scarlet by Alan Gutierrez
El dueño que me toco a nadie se lo decía, se rajaba cada pedo que por poco me pudría; pero el guacho las pago, era un tipo comerciante, salía el fin de semana y la mujer y la mucama se la hacían muy campantes.
Cuando el punto no estaba se producían las orgías, pues al macho recibían y la farrita empezaba. Los dedos le refregaba, el bacán a la cajeta; ella abría la bragueta sacándole la piola y mamándole las bolas le hacia brutas puñetas.
El búfalo que era un pollo a la mina desconcierta, espera un momento alerta y con salivazo criollo, le lubrica bien el hoyo y se la mide en la puerta. El ñato no fue certero y por centímetro escaso, le erró a la negra el pijazo y me hizo un feroz agujero.
Y seguían las lesiones, la mina abierta de patas recibía la batata, de un golpe hasta los cojones y en débil grito ahogado, el tío desesperado, que rebalza la cachucha y me arruina el tapizado.
Un buen día fui vendido a un viejo cambalachero y tuve de compañero a un ropero malherido y un espejo ya partido, de un piolincito colgado un cartelito arrugado y escrito en medio renglón que decía “gran ocasión veinte pesos al contado.”
Mi ubicación permitió que campaneara la calle y no perdiera detalle de lo que allí sucedía; por la vidriera veía el desfilar de la gente y en la vereda de enfrente, dos perros en un portón, sin ninguna dilación tranquilamente cogían.
Fui llevado en una chata a la villa del sorete, me hicieron horrendos sietes y me quebraron las patas. La furia se me desato y comencé a protestar, cuando me van a bajar choco con un picaporte, se me saltan los resortes y me acaban de sonar.
Vine a para nada menos que a un bulín reservado, mi destino esta marcado por eso no me enveneno, me mantengo bien sereno, no protesto ni rezongo y con mi ser me conformo, pues nací predestinado a morir sacrificado bajo el yugo de un porongo.
Continuará...
la Historia del Sofá (3ª parte)
Recuerda…
Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.
Cuando apuntas con el dedo, recuerda que tres dedos te señalan a ti.
Proverbio inglés
Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell
Ilustración: Final Fantasy Scarlet by Alan Gutierrez
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