La Amphisbaena (æmfɪsbinə), es una serpiente con dos cabezas y su nombre proviene de las palabras griegas amphis, que significa "ambos sentidos", y bainein, que significa "ir". Hay quienes afirman que se trata de una especie de dragón africano, pero su origen mitológico proviene de Grecia. Cuenta la historia que cuando Perseus caminó por el desierto libio con la cabeza de la Medusa Gorgona, de la cabeza de ésta caían gotas de sangre y de ahí nació la amphisbaena; tiempo después, cuando el ejército de Cato cayó marchando por Libia, ésta se alimentó de los de los cadáveres dejados detrás.
En otras historias, el escritor y naturalista romano Plinio el viejo (23 – 79 D.C.) fue quien realizó una de las primeras descripciones sobre la amphisbaena, mostrándola como una serpiente venenosa: “tiene una cabeza doble, esto es que tiene una en el final también, como si no fuera suficiente con el veneno para ser vertido de una sola boca”. Por otro lado, los dibujos medievales a menudo la muestran con dos o más pies escalados, en particular pies de pollo y alas emplumadas. Unos hasta la representan como una criatura con cuernos, parecida a un dragón con una cola con cabeza de serpiente y oídos pequeños, redondos, mientras los otros tienen "cuellos" del tamaño igual de modo que no pueda ser determinado que es la cabeza trasera.
Muchas descripciones de la amphisbaena dicen que es una serpiente que tiene marcas en la cola que parece a una cabeza. Afirman también que cuando la serpiente es atacada o se siente en peligro, levanta su cola para espantar a su atacante; se dice que ésta criatura puede renovarse a sí misma por su propio cuello, y que si se la corta al medio, las cabezas se repondrán cuanto antes. La amphisbaena puede "ir en ambos sentidos" pero rodando, no andando. Algunas historias afirman que cuando pone sus huevos, una de las cabezas va a estar siempre atenta para rechazar a enemigos. Es por estos, y quizá otros motivos, que muchas veces se cree que es la base para los dragones y que los escritores que la describieron simplemente embellecieron sus cualidades.
En tiempos antiguos, se decía que la peligrosa amphisbaena tenía su madriguera en el desierto, que sabia nadar y poseía colmillos venenosos; también se creía que su mayor poder era la hipnosis y que mirarla a los ojos directamente en luna llena provocaba la muerte inmediata.
Se la llamaba además, Amphista y Amphivena, por el supuesto poder que otorgaba a las mujeres cuando estas usaban en los brazos, una pulsera que semejaba a la amphisbaena. Como contrapartida se la utilizaba en la medicina popular, aduciéndole poderes como el que si una mujer llevaba alrededor de su cuello una viva tendría un embarazo seguro; que si se comía su carne, uno podría atraer a muchos amantes del sexo opuesto; que si el objetivo es curar enfermedades como la artritis, los sabañones o el resfriado común sólo se utilizaba su piel, entre otras tantas aplicaciones.
El amphisbaena fue nombrada en poesias y cuentos legendarios por escritores como el Nicander, John Milton, Alexander Pope, Alfred, Señor Tennyson, y A. E. Housman; y tambien como una criatura mitológica y legendaria por Lucano, Plinio el Viejo, Isidore de Sevilla; por su parte, Thomas Browne, fue el último de los que desacreditó su existencia.
Recuerda…
Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.
Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame.
Anónimo
Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell
En otras historias, el escritor y naturalista romano Plinio el viejo (23 – 79 D.C.) fue quien realizó una de las primeras descripciones sobre la amphisbaena, mostrándola como una serpiente venenosa: “tiene una cabeza doble, esto es que tiene una en el final también, como si no fuera suficiente con el veneno para ser vertido de una sola boca”. Por otro lado, los dibujos medievales a menudo la muestran con dos o más pies escalados, en particular pies de pollo y alas emplumadas. Unos hasta la representan como una criatura con cuernos, parecida a un dragón con una cola con cabeza de serpiente y oídos pequeños, redondos, mientras los otros tienen "cuellos" del tamaño igual de modo que no pueda ser determinado que es la cabeza trasera.
Muchas descripciones de la amphisbaena dicen que es una serpiente que tiene marcas en la cola que parece a una cabeza. Afirman también que cuando la serpiente es atacada o se siente en peligro, levanta su cola para espantar a su atacante; se dice que ésta criatura puede renovarse a sí misma por su propio cuello, y que si se la corta al medio, las cabezas se repondrán cuanto antes. La amphisbaena puede "ir en ambos sentidos" pero rodando, no andando. Algunas historias afirman que cuando pone sus huevos, una de las cabezas va a estar siempre atenta para rechazar a enemigos. Es por estos, y quizá otros motivos, que muchas veces se cree que es la base para los dragones y que los escritores que la describieron simplemente embellecieron sus cualidades.
En tiempos antiguos, se decía que la peligrosa amphisbaena tenía su madriguera en el desierto, que sabia nadar y poseía colmillos venenosos; también se creía que su mayor poder era la hipnosis y que mirarla a los ojos directamente en luna llena provocaba la muerte inmediata.
Se la llamaba además, Amphista y Amphivena, por el supuesto poder que otorgaba a las mujeres cuando estas usaban en los brazos, una pulsera que semejaba a la amphisbaena. Como contrapartida se la utilizaba en la medicina popular, aduciéndole poderes como el que si una mujer llevaba alrededor de su cuello una viva tendría un embarazo seguro; que si se comía su carne, uno podría atraer a muchos amantes del sexo opuesto; que si el objetivo es curar enfermedades como la artritis, los sabañones o el resfriado común sólo se utilizaba su piel, entre otras tantas aplicaciones.
El amphisbaena fue nombrada en poesias y cuentos legendarios por escritores como el Nicander, John Milton, Alexander Pope, Alfred, Señor Tennyson, y A. E. Housman; y tambien como una criatura mitológica y legendaria por Lucano, Plinio el Viejo, Isidore de Sevilla; por su parte, Thomas Browne, fue el último de los que desacreditó su existencia.
Recuerda…
Disfruta el tiempo.
Sé fiel contigo.
Sigue tu camino.
Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame.
Anónimo
Hasta un nuevo encuentro…
Khyronthell
Ilustración: Dragons Fog by Hugh Jamieson