enero 12, 2011

El gitano y el dragón

En las extensas estepas de Rusia vivía una tribu de gitanos que viajaban de norte a sur del país vendiendo remedios y cuentas, no quedándose nunca mucho tiempo en el mismo lugar. Su líder era un hombre astuto y listo llamado Yuri que tenía a seis hijos grandes y fuertes.

Un día, cuando la tribu acampó cerca de una ciudad que celebraba la fiesta de Saint Basil, le dijeron a Yuri que en un pueblo vecino vivía un “moujik” (un campesino ruso) que vendía potros a un muy buen precio. El gitano astuto, pensó que sería capaz de hacer una gran diferencia si compraba los animales para luego venderlos, y colocó una pieza de queso fresco y una rebanada de pan de centeno en una bolsa e inició su camino al pueblo del moujik, dejando a su gente para vendiera sus artículos en la feria.

Cuando llegó al pueblo vecino, se sorprendió al encontrar el lugar silencioso y desierto. Asombrado, deambuló por las calles estrechas buscando pistas sobre lo que allí había pasado, cuando de repente oyó una voz aterrorizada que le adviertía, -Huya de aquí si no quiere que el dragón le devore-

-Quién habla- preguntó Yuri.

-Soy yo, el viejo Vestia- quien surgió de un sauce atestado de ramas; era un anciano de larga barba, corvado, tembloroso, y tan delgado que no era más que piel y huesos.

-Hola, abuelo- dijo Yuri amablemente, -¿Qué sucedio aquí?-

-¡Ah, hijo mío!- suspiró el anciano. -¡Un malvado dragón ha devorado a todos los habitantes de la aldea, a los animales, y hasta los gatos! Soy la única persona que queda con vida, y tuve suerte porque soy tan viejo que al monstruo no le agradó comer solo piel y huesos. Pero hoy volverá, y cuando no encuentre nada más que devorar, de seguro me comerá. Vayase lejos de aquí, si no quiere sufrir el mismo destino-

-No se preocupe abuelo- contestó Yuri valientemente –No le tengo miedo del dragón. Si usted hace lo que le digo, no le ocurrira nada. Escóndase entre las ramas del sauce y no diga ni una palabra-

Poco tiempo despues, la tierra comenzó a temblar sacudida por los pasos del dragón. Era enorme y estaba muy hambriento. Yuri, que sabía que los dragones son vanidosos y curiosos por naturaleza, se acercó a él y lo saludó cortésmente -Buen día, oh zar de los dragones!-

El dragón se sintio muy orgulloso por el recibimiento de Yuri y azotó la tierra con su cola, exténdio sus alas para mostrar el maravilloso medallon plateado que adornaba su pecho e inclinando la cabeza, le dijo modestamente, -Os agradezco el saludo, pero no es para tanto. Soy simplemente un dragón común-

Usted no es un dragon común!– inquirió Yuri –Usted es el más magnífico, el más hermoso y poderoso de todos los dragones y estoy impaciente por admirar su fuerza-

-Es verdad- admitió al animal en su vanidad, enrollando y desenrollando su cola y sonrojándose de placer. -Es verdad que soy fuerte y hermoso. ¿Pero a quién debo el honor de reconocerme y saludarme tan cortesmente?-

-Soy el hombre más fuerte en el mundo- contestó Yuri con prontitud.

-¿Usted es el más fuerte? ¡No me haga reír!- dijo el dragon.

-Pero lo soy, aunque usted dude de mis palabras- replicó Yuri

El dragón, que ya se habia empezado ha fastidiar con el gitano, recogió una piedra y la aplastó contra el suelo reduciéndola a polvo y diciéndole -Quizás puedas tú hacer lo mismo, si eres el más fuerte de los hombres-

-No sera difícil- contestó Yuri con aplomo, -Pero puedes tú apretar una piedra y sacar de ella el agua?- y sin dejar al dragón ver lo que hacía, tomó de su bolsa el queso freso y lo apretó hasta que el suero comenzó a gotear entre sus dedos.

-Me ha sorprendido- pensó el dragón, -Es realmente muy fuerte y sería mejor tenerlo como amigo que como enemigo- por lo cual, para ganar su amistad le sugirió -Ven y come en mi casa. Eres un ser humano muy agradable y me gustaría que fuésemos amigos-

-Acepto dragon- le contestó Yuri –Vayamos a comer a vuestra casa.-

El dragon llevo a Yuri a la cueva dónde vivia y le preguntó: -Serías tan amable de ir a los bosques y traer un roble para hacer fuego?

-Desde luego- respondió Yuri y salió presuroso para que el dragón no descubriera la farsa. Pero su fuerza no era suficiente para talar árboles tan enormes y llevarlos a la cueva. Entonces ató un grupo de robles robustos todos juntos con la cuerda que el dragón le había dado. El dragon, viendo que el gitano no había vuelto, fue al bosque a buscarlo y encontró a Yuri muy ocupado atando los troncos de los robles -¿Pero qué demonios haces?- preguntó el reptil sorprendido.

-Se me ocurrió que si llevo todos los árboles juntos a la cueva, tendremos la madera suficiente para varios días.- le dijo Yuri.

-Déjalo, no queremos acabar con toda la madera del bosque- contestó el dragón, mucho más convencido de la fuerza de su amigo, y le dijo -Llevaré el tronco a casa, mientras tanto, tráeme a un toro castrado para cocinar. En un campo detrás de la cueva encontrarás una manada de ellos-

Mas resuelto que la vez anterior, Yuri se dirigió hacia el campo y al rato, el dragón que habia ido a ver porque demoraba, lo encontró atando a todos los toros castrados juntos. Y le preguntó -¿Pero qué haces?-

-Pensé que si llevaba a todos los toros castrados a la cueva podríamos hacer un guisado bastante grande.- respondió Yuri.

-Amigo- dijo el dragón suspirando, -Tienes un modo extraño de hacer las cosas. Un toro castrado es más que suficiente, lo llevare yo mismo- y algo perturbado por el comportamiento de su invitado, el dragón tomó al toro castrado más rechoncho, lo mató, lo peló y comenzó a cocinarlo.

Los dos amigos se atracaron hasta que estuvieron llenos. Luego del suntuoso banquete, el dragón, que estaba de muy buen humor, se ofreció para acompañar al gitano hasta su casa, a lo que Yuri le contestó -Gracias, pero pensaba ir a comprar a algunos caballos-

No os preocupeis, yo tengo unos hermosos potros y puedo vendértelos a cien rublos- dijo el dragon. Yuri concordó con el trato y le dijo al dragón que le pagaría cuando llegaran a su casa.

Al iniciar el largo camino al campamento de Yuri, el dragón decidió adoptar una forma humana, y montaron en los caballos que pertenecían al dragón. Durante el viaje, Yuri le contó a su amigo que tenía seis hijos fuertes y que tenían poderes de clarividente. Al llegar a las afueras del campamento, los hijos de Yuri corrieron para encontrarlo, y viendo los hermosos caballos que había traído, comenzaron a gritar: ¡Padre, que magníficos animales has traído! Este será para mí- gritó el más grande. -No, no, quiero éste- inquirió el más pequeño. Yuri miró al dragón y dijo, -Qué bribones! ¿No os dije que eran clarividentes? Te han reconocido.-

El dragón, aterrorizado, pensó que los muchachos querían tomarlo como mascota o incluso devorarlo, y sabiendo eran fuertes como su padre, no había ninguna esperanza posible de fuga; rápidamente desmontó del caballo, tomó su forma de dragón y se fue volando de pánico. Nunca otra vez se atrevió a ir cerca de las estepas rusas, donde los gitanos son tan fuertes que luchan con los dragones.

Hasta un nuevo encuentro…

Disfruta el tiempo...
Sé fiel contigo...
Ten buena vida...

El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses.
Proverbio japonés


Khyronthell

Fuente: http://www.blackdragon.com/
Ilustración: Nick Deligaris